Dehesa de Luna Finca Reserva de Biodiversidad se encuentra en el Campo de Montiel (La Roda-Albacete), siendo un espacio natural de especial interés por su riqueza en fauna y flora. Dentro de este espacio de casi 3.000 hectáreas, Dehesa de Luna ha creado un viñedo único de 64 hectáreas rodeado de olivos, almendros y pistachos, y de encinas, coscojas y monte bajo, todos ellos custodiados por las especies animales y vegetales que habitan el este lugar privilegiado.

En esta Finca Reserva de Biodiversidad se busca el equilibrio entre el aprovechamiento de los recursos y la conservación del entorno. De este modo además de conseguir una bodega de vino de calidad y prestigio también consiguen un ecosistema habitado por águilas imperiales, avutardas, perdices rojas y una creciente gama de productos ecológicos. Tempranillo, Cabernet sauvignon, Graciano, Syrah, Garnacha blanca y Garnacha tintorera son las protagonistas de un viñedo donde está extendido el uso de cubiertas vegetales, el uso de sistemas de conducción y un especial diseño del sistema de riego para racionalizar el agua.
Tras más de 15 años desde su nacimiento, la Bodega Dehesa de Luna ha sido premiada a nivel internacional tanto por sus vinos como por su compromiso con el medio ambiente. Además varios de sus vinos aparecen en la edición 2020 de la Guía Peñín en el rango entre los 90 y los 94 puntos. Recientemente también ha obtenido el certificado IFS.
Certificado IFS
Dehesa de Luna Finca Reserva de Biodiversidad ha obtenido la certificación IFS que garantiza la seguridad alimentaria de los vinos que se elaboran en la bodega. Es un paso muy importante para Dehesa de Luna porque, tras tiempo de trabajo, ha conseguido con esta certificación confirmar su compromiso con la calidad en todos los departamentos de la bodega.
El certificado International Food Standard (IFS) es uno de los más importantes y exigentes del mundo en la seguridad de alimentos lo que garantiza que Dehesa de Luna cumple con las especificaciones más rigurosas del mundo, obteniendo un alto nivel de certificación, concretamente 93 puntos, que avalan el trabajo de implantación realizados.
El IFS, entre otras ventajas, ayuda a la bodega a aumentar la confianza de sus clientes y distribuidores. También facilita el acceso a nuevos mercados, a consolidar en los que ya está y, por todo ello, aumentar la competitividad de la bodega.