La mayonesa y el kétchup han sido tradicionalmente las salsas más populares para acompañar la comida a la parrilla. Sin embargo, es interesante conocer que la mostaza y la salsa barbacoa también tienen una gran cantidad de seguidores y presentan muchas curiosidades.
La historia de la salsa barbacoa se remonta a siglos atrás y ha evolucionado a lo largo del tiempo y a través de diferentes culturas. Su origen se encuentra en la tradición culinaria de las culturas indígenas de América del Norte, particularmente entre los nativos americanos que habitaban la región del sur de los Estados Unidos.
La palabra «barbacoa» proviene de la lengua taína, un grupo indígena que habitaba las islas del Caribe. Los taínos practicaban un método de cocción conocido como «barbacoa», que implicaba asar lentamente la carne en una estructura de madera o piedra sobre fuego abierto. Este proceso de cocción lenta y ahumada era utilizado para preservar y mejorar el sabor de la carne, y se convirtió en una tradición arraigada en la región.
Cuando los europeos llegaron a América, se encontraron con esta técnica de cocina y la adoptaron, adaptándola a sus propios gustos y costumbres culinarias. Con el tiempo, la barbacoa se popularizó en el sur de los Estados Unidos, especialmente en estados como Texas, Tennessee, Carolina del Norte y Kansas City, donde se desarrollaron diferentes estilos regionales de barbacoa.
La salsa barbacoa tal como la conocemos hoy en día también evolucionó a partir de esta tradición. Se cree que los colonos europeos comenzaron a experimentar con diferentes condimentos y aderezos para mejorar el sabor de la carne asada. Ingredientes como vinagre, tomate, melaza, azúcar, pimienta y especias fueron incorporados a las recetas, y con el tiempo, cada región desarrolló su propia variante de salsa barbacoa con ingredientes característicos y sabores distintivos.
La salsa de mostaza es un condimento popular y delicioso que ha sido utilizado por siglos en diversas culturas y cocinas alrededor del mundo. Su historia se remonta a tiempos antiguos, y ha pasado por varias etapas de desarrollo y adaptación hasta convertirse en la variedad de salsas de mostaza que conocemos hoy en día.
La mostaza como planta y condimento ha sido cultivada y consumida desde hace más de 4,000 años, originándose en la región mediterránea y el sur de Asia. Las semillas de mostaza se mencionan en escritos de la antigua India, donde se utilizaban para dar sabor a los alimentos y con fines medicinales. La planta de mostaza también fue apreciada en la antigua Grecia y Roma, donde se empleaba para condimentar platos y como un remedio para diversas dolencias.
El uso de la mostaza se propagó por Europa y Medio Oriente durante la Edad Media. En el siglo XIII, la mostaza se convirtió en un elemento esencial de la cocina francesa y alemana. Fue en Dijon, Francia, donde se popularizó una variedad particular de mostaza, conocida como «mostaza de Dijon», que se elaboraba con granos de mostaza negra y un vinagre específico de la región.
Durante los siglos XVIII y XIX, la mostaza comenzó a expandirse a otras partes del mundo gracias a la expansión colonial y el comercio internacional. Las variedades de mostaza se diversificaron, y diferentes países comenzaron a desarrollar sus recetas y estilos únicos de preparar la salsa.
En el siglo XX, la popularidad de la salsa de mostaza siguió en aumento, y se comercializó ampliamente en forma de condimento en botellas y frascos.
Ambas opciones, junto con otras salsas, forman parte de la variedad de Salsas PRIMA, una marca que se caracteriza por su disfrute, sabor, diversión, calidad y su origen español. Con 40 años de experiencia, sus recetas deliciosas son el resultado del cariño y pasión que se invierte en cada etapa de su producción, garantizando los más altos estándares de calidad desde la selección de ingredientes hasta el producto final que llega a la mesa para ofrecer experiencias únicas de sabor.
La marca ha presentado recientemente una imagen renovada y un compromiso con la sociedad actual, destacando su esfuerzo por utilizar envases más sostenibles, como botellas transparentes recicladas y reciclables, y bolsitas de papel.


La gama PRIMA CERO incluye versiones de las salsas tradicionales sin azúcares añadidos, junto con el Kétchup y la Mayonesa Cero, convirtiéndola en la opción más completa y líder en ventas del mercado. Por ejemplo, la Mostaza CERO ofrece el sabor intenso e inigualable de la mostaza PRIMA, mientras que la Barbacoa CERO mantiene el delicioso sabor a parrilla con su característico toque ahumado.
Es importante mencionar que todas las salsas PRIMA son gluten-free y cuentan con la certificación de la FACE (Federación de Asociaciones de Celiacos de España), lo que las hace aptas para personas celiacas e intolerantes al gluten.