Desde hace años el consumo de carne ha estado en entredicho y desde hace unas semanas en el ojo del huracán de la opinión pública. Debates en redes sociales que han dividido a las personas y han generado una notable controversia. No me considero una investigadora científica y tampoco una empresaria, pero por los datos que la ganadería extensiva desprende sé que esta opción es más saludable, respetuosa y sostenible. Considero un error gravísimo incluir, en el mismo saco, a la mediocridad y a la excelencia.

Estos debates han servido para visibilizar la idea de que existe una ganadería diferente por su manejo holístico y cualidades, su carácter extensivo.

¿Es posible comer de forma saludable y al mismo tiempo cuidar nuestro medio ambiente? Claro que sí. ¿Cómo? Consumiendo productos ecológicos que favorezcan y acaten todos los procesos de calidad y apuesten por el respeto y cuidado, tanto de los animales como de las verduras y frutas. De esta manera, aportamos buenos nutrientes a nuestro cuerpo y colaboramos en la conservación del medio ambiente.

Manejo Holístico – La cría ecológica

Este sistema de cría pretende proporcionar a los animales y aves una vida en libertad y la posibilidad de disfrutar de pastos ecológicos al aire libre y el cobijo en naves o gallineros.

Granjas ecológicas como Dehesa El Milagro se diferencian de otras tradicionales es su manera de trabajar con un sistema de manejo holístico, es decir: los animales se desplazan y rotan temporalmente por las diferentes praderas con intención de no esquilmar el suelo. Con este proceso se consigue cuidar la tierra, evitar la contaminación de las aguas subterráneas y, por tanto, proteger la salud de los animales, evitando una concentración elevada de excrementos en un lugar determinado.

Este sistema holístico apuesta, además, por una baja densidad de cría y un desarrollo de vida al aire libre. De este modo, evitan el hacinamiento de los animales y aves y la aparición de infecciones. Al trabajar con un protocolo de manejo muy estricto se evita el desarrollo de cualquier posible problema de salud en los animales. Además, su alimentación suele consistir fundamentalmente en pastos naturales y si se necesita refuerzo solo se usan piensos elaborados con cereales y maíz ecológicos libres de pesticidas y transgénicos. Este hecho es un punto fundamental y marca la diferencia con los animales que no son criados mediante un sistema ecológico.

Las sinergias entre las actividades agroganaderas hacen que se consiga la mayor autosuficiencia y en el que el ganadero y el agricultor actúan a modo de directores de orquesta

Dieta mediterránea ecológica

En El Milagro estos principios se aplican a las ganaderías de vacuno y ovino, pero también al ganado aviar, las gallinas ponedoras y los capones y pollos que pertenecen a una estirpe de crecimiento lento; en concreto es la variedad de ‘cuello pelado’. Tienen menos cobertura de plumaje en pechuga y muslos y, por lo tanto, se adaptan mejor al calor propio de la zona en la que se encuentra la Granja, allí viven durante 14 semanas (alrededor de 90 días), justo el doble de vida que el pollo industrial.

Al crecer libres en el exterior, en este caso picoteando hierba en un vergel de frutales, se potencian sus defensas naturales y no se fuerza su crecimiento. Gracias a la exposición a la luz natural, fijan mayor calcio y vitamina D, lo que favorece que sus huesos se formen mejor. Su carne es blanca, firme y con mucho sabor.

Según los últimos datos oficiales del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero del Ministerio para Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la producción ganadera de carne representa únicamente el 7,8% del total de emisiones de GEI de nuestro país. Por el contrario, el transporte supone el 27% de esas emisiones, seguido por la industria con un 19,9%, la generación de electricidad (17,8%), el consumo de combustibles (8,5%) o los procesos industriales y uso de otros productos (8%).