Detrás de una de las bebidas más conocidas del mundo, se esconde un sinfín de anécdotas, muchas leyendas y algunos siglos de evolución, la combinación de esos factores ha permitido que hoy podamos degustar uno de los destilados más preciados del mundo, una bebida con muchas historias que contar.
En este post no pretendemos adentrarnos en el complejo proceso de producción de ron, más bien hablaremos acerca de la evolución histórica de su nacimiento, de cómo se ha llegado a que cada uno de los distintos rones producidos tenga detrás (o dentro de sí) un sello característico de la región de donde nace.
Pero también ahondaré sobre el valor cultural del ron, en cómo ha logrado poco a poco posicionarse en el mercado mundial de bebidas más allá de ser un ingrediente para un Coctel, y cómo ha calado en la identidad de las regiones donde se produce e incluso en su cocina.
La caña de azúcar una viajera incansable
Que el Ron se produzca de la destilación de los jugos fermentados de la caña de azúcar es conocido por muchos, sin embargo pocos saben que la caña de Azúcar (Saccharum Officinarum), quizás provino de Nueva Guinea, donde se utilizaba para endulzar o en la fabricación de brebajes medicinales.
Se cuenta además, que fue Alejandro Magno quien la llevó a Persia, y de allí pasó a Chipre, Malta y Sicilia, recorriendo la costa africana fue conocida por los árabes que la introdujeron en la Península Ibérica. Una vez en España, y tras la conquista de Granada se comenzó a producir un licor con el dulce de la caña, de modo que el ron más antiguo procede de ahí.
Tras la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, en particular en el segundo viaje de Colón, la caña se comienza a cultivar, aprovechando el clima más apropiado. Su siembra se propagó y retornó a Europa en forma de azúcar, pero no contando esta actividad con el apoyo de la corona, su consumo y producción se destinó al consumo local.
En medio de este proceso, en el “nuevo” mundo se descubre que al destilar el espeso líquido marrón, la melaza, se extraía una potente bebida alcohólica.
La bebida de los esclavos y los piratas
Los esclavos africanos en especial en Brasil, fueron quienes iniciaron a tomar una bebida fermentada llamada garapa doida, o “jugo loco de caña de azúcar” bebida rápidamente popularizada en las plantaciones.
Los piratas y el ron
El ron es en sí mismo un licor legendario, es inevitable asociar el ron a los piratas. Corsarios y bucaneros ingleses y franceses, saqueaban barcos españoles, y no solo se apoderaban de islas y rutas comerciales, de oro y piedras preciosas, el destilado de la caña también era un botín preciado.
El ron gozaba del aprecio de los piratas, de hecho el escritor Robert Louis Stevenson, en su obra la Isla del Tesoro, narraba:
“Quince hombres van
En el cofre del muerto
¡Yo jo,jo,la botella de ron!
La bebida y el diablo se llevaron
Al resto…
Al parecer la historia de Stevenson hace referencia a “Barbanegra” quien dejó abandonado a 15 miembros de su tripulación en la isla llamada caja de muertos, con tan solo un sable y una botella de ron.
Otro caso de un filibustero “seducido” por el ron es el Henry Morgan que invirtió todo el botín de su vida en la compra de plantaciones de caña en Jamaica y llegó incluso a ser gobernador de la isla.
Ingleses, franceses entran al mercado del ron
Es brebaje “secreto” sería pronto también conocido por los franceses e ingleses, quienes una vez instalados en las Antillas, comenzaron a destilarlo a gran escala.
El Kill-Devil o Rumbullion
Esta bebida se menciona por primera vez en documentos provenientes de Barbados en 1650. Se le llamaba «kill-devil» (‘mata-diablo’) o «rumbullion» (una palabra inglesa que significa ‘un gran tumulto’). En las colonias antillanas francesas, se le llamó guildive (modificación de «kill-devil») y posteriormente tafia, un término de origen africano o indígena.
La primera mención oficial de la palabra «rum» aparece en una orden emitida por el Gobernador General de Jamaica con fecha 8 de julio de 1661. Ya para 1667 se le llamaba simplemente «rum»
La demanda de la nueva bebida inició su auge, a mediados del siglo XVIII se establecieron las primeras destilerías en Nueva York y Nueva Inglaterra y en 1763 ya se contaban al menos 150 establecimientos, abastecidos principalmente por la melaza producida en las Antillas.
Un 80% de la producción se consumía en las colonias inglesas en Norte América y el resto se usaba como medio de intercambio de esclavos, oro y marfil en África, o en el negocio de pieles con indios de América del Norte.
La destilería más antigua entre las que todavía producen ron es la Mount Gay Distillery, de Barbados, que ha estado funcionando desde 1703.
Las mezclas del Ron
El ron era el principal licor destilado en los Estados Unidos durante sus primeros años como nación independiente. En ocasione se mezclaba con melazas de tercera («blackstrap«); otras veces era mezclado con sidra dando origen a una bebida llamada stonewall.
Evolución de la producción del ron
Durante los siglos XVII y XVIII la caña de azúcar fue uno de los principales productos de exportación en el mundo y la azúcar, como principal producto, era muy cotizada en el mercado, por lo tanto la caña de azúcar se destinaba a su producción. Por ello y hasta el siglo XIX el ron se obtenía de la fermentación y destilación de la melaza, un sobrante de la producción de azúcar.
No obstante, Los precios internacionales del azúcar colapsaron a finales 1800. La crisis trajo consigo la reinvención y se originó la idea de producir un “nuevo ron”, el rhum agricole de las Antillas Francesas. En este caso, el alcohol se obtenía por destilación del jugo de caña fermentado, y no de la melaza.
Marketing del Ron
El ron poco a poco ha ido haciendo su espacio en el mercado de las bebidas espirituosas, se ha reconocido lo elaborado de su proceso de producción y se le está dando el reconocimiento que como destilado y añejado que es, merece. No obstante queda mucho camino por recorrer, no solo por la poca información que los consumidores o el público en general tiene del ron, sino porque gran parte la asocia a los cócteles o a las fiestas.
Ya desde sus orígenes, el ron está asociado a la algarabía, al bullicio, otros lo asocian al Caribe, a la playa y a las fiestas, muy pocos reconocen que tienen en frente a un destilado que bien producido, nada tendría que envidiarle a un buen whiskey o un coñac.
Los elementos históricos desglosados arriba, permiten identificar en sus orígenes al ron con una bebida de piratas y esclavos, de artesanal producción y por su alto contenido en alcohol rentable para el consumo masivo.
Pero también una bebida que por su “dulce” sabor y aroma está asociada a la cocina casera, sobre todo a los postres, desde bizcochos hasta púdines. Para mí, nacido y crecido en Venezuela, es necesario mencionar un postre tradicional hecho con ron llamado “quesillo”.
Sin embargo, por ser un producto de “fácil” adquisición siempre fue menospreciado. Para muchos pensar en ron es pensar en los tambores de la costa, en la edad universitaria cuando no se tiene mucho dinero para ir de juerga, en las fiestas de pueblo o el chupito para quitar el frío.
El ron es mucho más, ese color y sabor representa un importante legado cultural, el resultado de años de mestizaje, de una caña que vino de Asia, que se instaló en Europa y llegó a América, una caña cultivada por mano de obra esclava (africana), y que se destiló con ingenio del viejo mundo, pero el ron, ese de la melaza o del jugo de caña, aun sabe a alegría a bullicio, a playa, a sol a historia y a futuro.
Por ello, y aunque pueda ser la base de muchos cócteles un buen ron merece ser degustado en una buena copa, como un buen coñac, que os permita sentir sus aromas a madera, a fruta, a tierra mojada, a tabaco quemado o a chocolate, que exhiba ese color ámbar, su brillo, el espesor de sus lagrimas que lentamente caen (o no), por el cristal de la copa. Incluso que os invite a degustarlo lentamente con un bolero de fondo o una melodía de jazz, o por qué no, una suave tonada de ordeño.