España no tiene nada que envidiar a otros paises en cuanto a gastronomía se refiere. Según un estudio anual de TripAdvisor y ElTenedor, en 2018 había 279.396 locales. Madrid es dueña de 31.095 de esos locales entre los que encontramos Occhiali en pleno barrio de Prosperidad, concretamente en la calle Sánchez Pacheco. Un lugar desenfadado y “canalla” y con una carta perfecta para compartir con amigos.
Una degustación de sabores, donde la cocina mediterránea es la protagonista, en un entorno que invita a trasladarse al Mediterráneo. Paredes estampadas con flores verdes y plantas colgando de coquetas macetas del techo. Maderas que te trasladan a las playas más bellas nada más entrar y ventanales enormes por donde entra mucha luz.
A los mandos de los fogones de este oasis en plena capital, está el chef Andrés Jiménez Leguina, también responsable de la cocina del restaurante Ottica, hermano mayor de Occhiali.
Con una carta desenfadada y divertida se pueden probar platos como el risotto de carabineros, los raviolis de trufa o las croquetas de Kimchi con atún rojo y alga wakame, (increíble como están estas croquetas).
Platos de toda la vida y absolutamente reconocibles en el sabor pero a los que se ha encargado de darles una vuelta como las albóndigas de rabo de toro con puré trufado, el cordero asado con croquetas de patata y almendra o su reinterpretación del madrileño bocadillo de calamares.
Otro de los puntos fuertes y más original de Occhiali es su carta de pizzas elaboradas en horno de piedra. La Pizza de Burrata, la de Carrillera ibérica (espectacular) o la de Trufa y huevos de codorniz. Un acierto pedir alguna de ellas. Quizás te resulten extrañas las combinaciones pero son una pasada cuando las pruebas.
También hay guiños a la comida internacional con los tacos MX de costilla confitada, los niguiris de steak tartar -una de las estrellas de la casa- o el atún rojo con crema de ají amarillo y ajo negro.
Como ya lo hace su predecesor y hermano mayor, el restaurante Ottica (Calle Padre Claret), en su carta incluye su ya famosa ensaladilla rosa. Como cualquier ensaladilla, cuenta con una base de patata, cangrejo, zanahoria y atún. El color rosa se lo da la mezcla de remolacha con la propia mayonesa de la ensaladilla. Como en Ottica, eta se sirve acompañada de unos puntos de confitura de pimientos de piquillo, mayonesa hoisin (salsa barbacoa china) y finos hilos de huevo.
De noche, es tiempo para la degustación con calma de cada sabor que proporciona esta nueva propuesta gastronómica. La guinda de este proyecto tiene sabor a tiramisú con base de donuts. Este se sirve en una campana de cristal como si fuera un tesoro. Tampoco puedes perderte la Pizza de Nutella y Oreo, a la que añaden fresas para poner un toque de color y sabor
Un espacio donde perderse el día entero en sus rincones. Un lugar para disfrutar con amigo, quedar para comer, tomar una copa y acabar la noche entre copa y copa. La carta es perfecta para compartir y el ambiente es informal, plagado de gente joven. Un must que debes incluir en tu lista de restaurantes pendientes de Madrid