Los hermanos Rivera, artífices y propietarios de Candeli, ofrecen una interesante propuesta gastronómica en otro local, Riverita, con el que han cumplido un deseo, tener su propia taberna y ofrecer un concepto informal donde el producto siga brillando por la excelencia. “Queremos que la gente se divierta en Riverita pero a la vez, que los clientes salgan satisfechos con la oferta gastronómica y la carta líquida”, afirma Alberto Rivera. ¿Y por qué una taberna? Porque a los hermanos les entusiasma el concepto bar. No en vano, al unísono exclaman:
“Ni políticos ni toreros, somos taberneros”
Esta frase tan contundente preside una de las paredes de Riverita, cuyos hermanos que comparten apellido con una saga de matadores y con el exlíder de Ciudadanos, sí pueden presumir de buen linaje culinario. Son sobrinos de Gerardo Oter,cabeza de uno de los grupos gastronómicos más potentes de Madrid en cuyos locales se formaron y aprendieron los entresijos del oficio. De él heredaron esa visión del producto como rey de la carta. Así lo implantaron en Candeli y así lo han hecho en Riverita, taberna ilustrada que quiere hacerse un hueco entre las barras imprescindibles del barrio y de la ciudad poniendo en valor, a través de su cocina, su selecta despensa, cuya composición varía en función del mercado y de la temporada.
En la propuesta gastronómica en la que, además de chacinas, quesos y clásicos de barra, hay cuchareo con fondo, guisos cárnicos y steak tartar tradicional de solomillo y cortado a cuchillo. Una de las singularidades de Riverita es el empeño en traer a Madrid el mejor marisco de distintas lonjas españolas.
En cuanto a la carta está dividida en seis apartados, unos entrantes para ir abriendo boca, charcuterías y chacinas, conservas trabajadas en casa, carnes y tradición, guisos con fondo y por supuesto hay siempre que dejar sitio para el postre con dulces caseros.
Probamos diferentes platos entre los que no podían faltar los clásicos como la Marinera “Riverita” consistente en ensaladilla, anchoa y piparra encurtida, una ensalada con tomates de la huerta de Aranjuez, cebolla dulce, piparra encurtida y Aove.





Muy apetecible y ligero el ajoblanco con berberecho con el que abrimos boca y espectacular la ventresca, ahumada con frutos secos, encurtidos y aceite al amontillado de Castillo de Canena.
Seguimos con un plato de presa ibérica de bellota con crema de boniato y migas de pastor, jugosa y tierna y culminamos la comida con dos postres, un ganaché de chocolate negro salado sobre cama de chocolate blanco y una deliciosa créme brûlée.
El interiorismo, a cargo del arquitecto Carlos Mayoral, se inspira en los antiguos ultramarinos, creando una atmósfera de antaño con detalles del siglo XXI, un local que ha querido recrear el estilo de las tabernas de la zona, con detalles tan típicos de estos espacios como la barra de mármol y las mesas de acero, pero dotándolo de una gran calidez.
Aunque la cocina de Riverita cierra a las 16.00 h, el local permanece abierto durante toda la tarde y dispone de una muy buena oferta de destilados, por lo que es un lugar ideal para entregarse al tardeo.
Resumiendo, Riverita es una taberna castiza ubicada en la madrileña calle de Ponzano, 31, en el barrio de Chamberí, con excelente producto y diversión asegurada, una taberna informal con mesas altas, pero con una despensa selecta, marcada por la estación.
Riverita
Dirección: Calle Ponzano 31, Madrid
Página web: https://tabernariverita.es/