En Portugal, y tras pasar por la Oficina de Turismo, en una tarde de calor en Viana Do Castelo, me recomendaron probar el vino verde para refrescarme y así lo hice.

Por producción en Portugal el vino verde ocupa el segundo lugar, que no es poco si se tiene en cuenta que a pesar de su extensión Portugal es el noveno país productor de vino en el mundo y el que más vino consume por per cápita, 51 litros por persona al año, doblando por ejemplo el consumo de los españoles, 25 litros por persona.

Ello explica el porqué de sus casi 92 mil Km2 cerca de 250.000 hectáreas de viñedos, que van desde el sur del río Duero, en el valle del Cambra, hasta el río Miño. Además el País, cuenta con cerca de 300 uvas autóctonas con denominaciones tan variadas como la Touriga Nacional, la Castelão o Periquita, la Alvarinho y la Loureiro.

Verde con Denominación de Origen

Muy contrario a lo que muchos pensarían, el nombre “vino verde” no se debe ni al color ni a la edad del vino: se trata de una cuestión geográfica y de su proceso de elaboración. Basta con decir que para producir estos vinos ni siquiera se emplean uvas verdes, pues en su producción se usan uvas vendimiadas a finales de septiembre y principios de octubre, momento que determina el nivel de acidez de la uva.

El nombre, corresponde a una Denominación de Origen Controlada (DOC), de acuerdo con la normativa Europea, para designaciones oficiales de clasificación y catalogación los vinos europeos. En la Región del Vino Verde de Portugal corresponde a la Comissão de Viticultura da Região dos Vinhos Verde (CVRVV); y la DOC del Vinho Verde se estableció en 1984. Esta DOC cuenta con casi el mismo número de productores que de hectáreas, siendo la mayor región plantada de viñedos en Portugal.

En Portugal se produce una gran diversidad de vinos blancos de variados tonos y brillos verdosos, que podríamos pensar que son aquellos conocidos como vinos verdes. Sin embargo, los vinhos verdes son aquellos que se producen en las cerca de 22.000 hectáreas que corresponden a la DOC Vinho Verde, independientemente del tipo de vinificación que sigan (incluyendo blancos, rosados, tintos, espumosos, y ahora destilados).

La Geografía y el Vino Verde

La región Entre-Douro-e-Minho, donde se produce el Vinho Verde,  además ser paisajísticamente muy hermosa, siempre se mantiene un verde muy particular, incluso, hay quienes dicen que de ahí proviene su nombre. Al encontrarse en el extremo noroeste de Portugal, tiene una posición privilegiada: bañada por la brisa marina del Atlántico, a la vez que protegida por las montañas que continúan del Trás-Os-Montes y Alto Douro. La combinación única de influencia costera, altitud, con un clima atlántico y suelos de pizarra y granito, es la que le da el carácter único a los vinos de esta región.

Las variedades de uvas

El vino verde se distingue por su alta acidez, el sabor lo determina el tipo de variedad de uva utilizado.

Las principales variedades blancas con las cuales se hacen y que son permitidas para hacer vinhos verdes son Alvarinho, Arinto o Pedernã, Avesso, Azal, Batoca, Loureiro y Trajadura. Entre las cepas tintas podemos encontrar Alverlhão, Amaral, Borraçal, Espadeiro, Padeiro, Pedral Rabo-de-Ovelha y Vinhão. Como dato curioso, encontramos que para elaborar los vinos tintos, las uvas se fermentan con todo y piel.

Le Loureiro, otra variedad autóctona, Es la variedad “vanguardista” para estos vinos. Muestra aromas de fruta brillante (manzana verde, pera) y a hoja de laurel (de allí su nombre). Ofrece una refrescante acidez a los vinos. Las mezclas de Vinho Verde también contienen Trajadura y uvas Arinto. Tiene un 11% de grados de alcohol, debe ser consumido muy joven, a una temperatura media de 9 °C, se marida muy bien con aperitivos, pez, bacalao, carnes blancas, pastas y ensaladas.

La variedad Alvarinho es la primera de las variedades en ser embotelladas como una variedad individual y es de hecho la más reconocida de las variedades de la Región. Esta variedad permite hacer un vino con alto contenido de alcohol, sin embargo y aunque existe una restricción en los niveles de alcohol de los Vinho Verde, que no puede superar 11.5%, el Vinho Verde Alvarinho es una excepción a esta regla dado que la intención es reconocer lo especial de esta variedad de uva y permitir un vino rico que refleje las características de esta.

 Un vino con experiencia

Los Fenicios tuvieron un papel importante en la comercialización del vino en la península ibérica e itálica y que además incluyeron estos elementos culturales en los pueblos que visitaban, expansión que fue seguida por los romanos cuando se afanaban en conquistar Francia.

En el caso particular de la región vinho verde, las primeras referencias de producción de esta zona (que comienza al norte del Río Miño), datan de los años 95 a 51 a. C., época en la que se encontraba densamente poblada la zona, aún para los estándares de la Edad Media. Al igual que en el resto de Europa, el desarrollo de la viticultura siendo el clero y en especial los monasterios quienes con el apoyo de la corona consolidaron el cultivo de las viñas y producción del vino.

Fue de hecho don Alfonso Henriques, primer rey de este país y mejor conocido como Alfonso I de Portugal, quien promulgó una ley que buscaba que se plantaran más viñas, el real decreto eximía del pago de impuestos a todos los productores de vino durante los primeros cinco años de cosecha de sus tierras.

La producción del Vinho Verde

Lo primero que hace el productor y el Enólogo es determinan la acidez máxima que puede alcanzar la uva para que a partir de este factor, se coseche de forma cuidada y meticulosa cada uno de los racimos que habrán de transformarse en buenos caldos para vinificar, ya que es fundamental lograr un nivel adecuado entre acidez y azúcar para asegurar que se pueda transformar el alcohol suficiente para la vinificación (fermentación).

Las características geográfica y en especial el agradable clima en la región, de la mano con la falta de horas de sol no permite que al final de la elaboración se tengan vinos con un importante nivel de alcohol, logrando en promedio vinos de apenas entre 9 y 11°.

En algunas bodegas y a la usanza tradicional, los vinos se elaboran con una fermentación maloláctica en la botella misma, como consecuencia se desprende gas carbónico natural como producto derivado que le aporta esa gasificación natural. Sin Embargo, algunas bodegas terminan de elaborar el vino en depósitos, incluso de acero inoxidable, donde se estabilizan y justo antes de embotellarlos se les añade gas carbónico para lograr el frizante característico de estos vinos.

Esta denominación  permite desde 1999 vinos espumosos. En este caso, la segunda fermentación la hacen en botella en un tiempo mínimo de nueve meses. Este espumoso, a diferencia de los vinos “tranquilos”, potencializa los aromas y la frescura del vino.

El vinho verde, refrescante como es, es ideal para los períodos cálidos; su frescura y acidez punzante, junto con su ligera aguja (ese toque espumante de vinos jóvenes), lo convierte en el acompañante perfecto para comidas ligeras y refrescantes como son ensaladas, carnes blancas y platos vegetarianos, o incluso sushi.